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Cómo funciona la Astrología (1) – Los planetas como dioses

El Hecho Astral

La definición de astrología explica que existe una correspondencia entre las posiciones de los cuerpos del Sistema Solar y las tendencias o variaciones del carácter humano. Esta realidad, que llamaremos «hecho astral» y que es aparentemente irracional para nuestra cultura occidental, se demuestra en la práctica cotidiana de la astrología, incluso realizando análisis certeros de personas que nos son completamente desconocidas, contando únicamente con su Carta Astral.

Así, sabemos que una persona con una marcada influencia de Marte, tenderá a ser impulsiva, activa, y que puede llegar a la violencia si se le somete a presión. En cambio, el carácter influido por Saturno suele ser moderado, económico en gestos y palabras y dado a la melancolía.

Pero el hecho astrológico, que con tanta claridad demuestra la relación entre símbolos astrales y caracteres humanos, no nos sirve para resolver la verdadera naturaleza de dicho vínculo. De aquí surgen, necesariamente, las preguntas a las que todos los astrólogos nos enfrentamos con frecuencia: ¿por qué funciona la astrología? ¿cuál es la naturaleza real de la conexión entre planetas y personas?

Lamentablemente, estas cuestiones, hoy por hoy, no tienen una respuesta definida. Pero esta falta de definición, lejos de desanimarnos, debe ser un acicate para que busquemos respuestas, para que nos replanteemos las auténticas raíces de este viejo arte.

Para comenzar esta reflexión, te invito a que nos acerquemos a las respuestas que los astrólogos, a lo largo del tiempo, han ido aportando al debate sobre las explicaciones del hecho astrológico.

Los Planetas como Dioses

No es casual que los planetas sean conocidos actualmente con los nombres de los grandes dioses del panteón romano. Este hecho es un reflejo de la antigua asociación entre divinidades y astros. Así, el hermoso lucero que actualmente conocemos por el nombre latino de Venus, fue antes Afrodita para los griegos e Ishtar para sumerios y babilonios. Todas estas diosas tienen en común el ser patronas de la belleza y la fertilidad.

La primera teoría que intenta explicar la validez del hecho astrológico está pues íntimamente ligada con las creencias religiosas de los pueblos de la antigüedad. Si un determinado planeta tiene una influencia concreta en una persona, esto se debe al poder del dios que está física o simbólicamente asociado a dicho planeta. El planeta Venus aporta belleza porque la diosa del mismo nombre tiene ese atributo y puede, con su poder sobrenatural, otorgarlo a los humanos.

Aunque en la actualidad este planteamiento nos parezca primitivo, ya que todos sabemos que los planetas no son dioses, sino cuerpos físicos que orbitan en torno al sol, no debemos olvidar las raíces míticas de las asociaciones planetarias. Estos mitos han sido grabados a fuego en nuestro inconsciente colectivo durante milenios y serán muy importantes a la hora de analizar los significados astrológicos de los planetas.