Categorías
Artículos Transgeneracional

Constelaciones Familiares a distancia

Nota: Lo que me propongo explicar en este artículo es el resultado de un trabajo que vengo desarrollando en los últimos tiempos, relacionado con la terapia de Constelaciones Familiares. Como suele ocurrir cuando hablamos del desarrollo o variación de un método establecido, o cuando surge una terapia o sistema, difícilmente se puede hablar de «novedad», ni cabe apropiarse de nada. A fin de cuentas, todo lo que conocemos hunde sus raíces en ideas más antiguas, y en muchas ocasiones, un mismo concepto surge de manera simultánea en diversas mentes; porque cuando el terreno es fértil, las semillas germinan en abundancia. Con toda seguridad habrá otras personas trabajando en la idea de «Constelaciones Familiares a distancia», aunque sean desconocidas para mí, así que simplemente me limitaré a resumir mis percepciones actuales sobre este método.

Uno de los hechos que causa más asombro entre las personas que experimentan por primera vez una Constelación Familiar es el hecho de que individuos ajenos al propio sistema sean capaces de interpretar con tanta fidelidad la «verdad» del clan ¿Cómo es posible que un desconocido manifieste con tanta veracidad el drama de tal o cual antepasado? ¿A qué se puede atribuir la sorprendente semejanza que se da a veces en gestos o en expresiones entre el representante y aquel desconocido a quien representa?

Varias teorías se han propuesto para explicar esta conexión entre individuos apartados en el espacio, en el tiempo y aparentemente desconocidos entre sí. Resumiré brevemente las que me parecen más adecuadas para explicar el método de las Constelaciones Familiares a distancia.

Campos conocedores

El término «campos conocedores» procede del trabajo del psiquiatra alemán Albrecht Mahr, y nos habla de la existencia de un campo energético que emana del individuo y que es compartido por todos los miembros de su sistema familiar. Este campo sería de algún modo accesible a aquellos que participan de su Constelación, que están capacitados para representarlo de un modo objetivo, puesto que no forman parte del sistema.

La idea del campo conocedor no es más que la transposición, en el terreno humano, de lo que el biólogo británico Rupert Sheldrake denomina «campos mórficos» o «campos morfogenéticos». La idea de Sheldrake es que ciertos fenómenos biológicos se vuelven más probables a medida que son desarrollados por determinados grupos de individuos, extendiéndose con mayor facilidad a toda la población. Generalizando, los campos mórficos serían una especie de sistemas de orden que dan origen a los diversos patrones de la naturaleza, no sólo en el plano biológico, sino en todas las estructuras desde los átomos a las galaxias.

Estas estructuras organizativas serían una suerte de «sistemas de memoria» sobre los cuales el tiempo no tiene efecto, transmitiendo su información a cualquier estructura nueva de manera que su contenido no se pierde, al menos de manera significativa. Esto es algo que vemos con claridad en los sistemas familiares a los que accedemos a través de las Constelaciones Familiares.

Orden implicado y orden manifiesto

Otra idea importante a señalar aquí deriva del trabajo del físico norteamericano David Bohm. Para Bohm, todo lo que observamos en esta realidad tangible no es sino la manifestación de una realidad más profunda y primaria. El orden oculto es denominado por el «orden implicado» y, por decirlo de algún modo, se trata de una realidad que está «envuelta» o escondida dentro de la realidad cotidiana.

Así, cuando se trabaja en cualquier tipo de terapia que trabaja con el inconsciente (personal, familiar o colectivo), estamos desarrollando una tarea de desenvolvimiento del orden oculto. Como se puede entender por estas palabras, lo inconsciente no está en otro plano o en otra realidad, sino que está de alguna manera escondido dentro de ésta, al igual que las sales están disueltas dentro del agua del mar.

El desvelamiento de la realidad oculta es un proceso paulatino, y a medida que se va produciendo, en los días y semanas posteriores a la Constelación, genera cambios perceptibles en la realidad manifiesta de la persona. Es entonces cuando el familiar alejado se acerca, o cuando el fallecido se nos presenta en sueños para darnos su bendición.

Según Bohm, el orden implicado de la realidad, es decir, la realidad que conforma el Cosmos, no es otra cosa que un holograma. Como tal, contiene en cada fragmento (nosotros diríamos, en cada persona del sistema), la totalidad. Es así como un individuo porta en su interior a toda su familia, pasada, presente y seguramente, futura.

El trabajo a distancia

¿Se puede realizar una Constelación Familiar a distancia, es decir, sin que esté presente la persona que solicita el trabajo? Reflexionando acerca de todo lo anteriormente expuesto, sería posible.

Si el individuo contiene al sistema completo, si el sistema tiene una cualidad holográfica que le conecta con la misma cualidad holográfica del universo, y si hay una posibilidad de conectar con este sistema a través de los campos mórficos o campos conocedores, ¿cómo no va a ser posible?

Debo decir que todas estas explicaciones son intentos sobrevenidos de llegar a un entendimiento de cómo es posible realizar una Constelación a distancia, puesto que la idea inicial surgió en mí sin ninguna reflexión previa y, como casi todo lo que hago, de manera intuitiva. Un día cualquiera y ante la imposibilidad de ayudar a una persona que estaba lejos y requería una Constelación.

Como todas las ideas que surgen de manera intuitiva, me acerqué a esta de un modo abierto pero cauteloso, con algunas cuestiones en mi mente.

La primera cuestión era, evidentemente, si es posible realizar este trabajo de un modo no teórico, sino real. En otras palabras, si se podía lograr una «conexión» efectiva con el sistema de otra persona sin que esta estuviera presente. Debo decir, que, hasta el momento, sólo he intentado este método con aquellos con los que ya he trabajado en persona anteriormente, sea en una Constelación individual o grupal. Por decirlo de algún modo, el haber estado en contacto con el individuo, me ha dado la seguridad suficiente como para «sentir» el sistema a partir de un conocimiento de primera mano.

Contestando a la pregunta debo decir que sí, que se establece una conexión real con el sistema de la persona y que esta conexión es de una intensidad sorprendente para mí.

La segunda cuestión se refiere a la forma de llevar a cabo el trabajo. De momento, y siempre contando con la autorización de la persona a constelar, he realizado estas experiencias a la manera de una constelación individual. Como es lógico, se requiere bastante experiencia en el trabajo individual para que la tarea se pueda realizar de un modo efectivo.

Durante todo el proceso, me ubico en las diversas posiciones del sistema a tratar, con especial atención para el lugar de la persona sobre la que estoy trabajando. Por supuesto, se busca llegar a una solución, si esta es posible. Al finalizar, escribo a la persona una descripción de todo lo sucedido.

La tercera clave es si el trabajo realmente es efectivo o no. Es decir, si la persona que recibe la Constelación a distancia realmente puede notar sus efectos en los días posteriores. Porque como es lógico, de nada serviría este método si los resultados no fueran tangibles.

La respuesta es que hasta donde puedo conocer, se trata de un método tan efectivo como una Constelación presencial. De modo que me parece una manera perfectamente válida de trabajar sin que importe la distancia física ni la falta de conexión con la persona, que, dicho sea de paso, no tiene que hacer nada, ni tiene por qué conocer en qué momento se realiza el trabajo.

Constelaciones con arquetipos

Dentro del trabajo de Constelaciones (presenciales o a distancia), he venido desarrollando una variante que de momento denomino «Constelaciones arquetípicas». Aquí el elemento de trabajo son los arquetipos junguianos en su sentido más estricto. Si bien Carl Gustav Jung es conocido por su descubrimiento del Inconsciente colectivo, no hay que olvidar que él también reconoció, al menos de manera implícita, la existencia de un inconsciente familiar. El «mundo de los muertos» (una metáfora del mundo de los antepasados) es un elemento importante en su obra, y como él mismo llega a comprender a través de su libro más personal, el «Libro Rojo», la conexión con los antepasados es esencial para que nuestra vida se desenvuelva de un modo creativo y productivo.

Los arquetipos pertenecen claramente al mundo del Inconsciente colectivo, pero emergen en nuestra vida y en nuestros sueños como representaciones personales con los cuales tenemos contacto y relación. Estos arquetipos se proyectan con gran frecuencia en aquellos que forman parte de nuestro sistema familiar, aunque el objetivo aquí no es trabajar con los miembros del sistema «como si» fueran arquetipos, sino con los arquetipos en sí mismos. De algún modo, lo que se emplea aquí es la técnica del trabajo de Constelaciones, pero no la filosofía, que es más cercana al sistema de Jung.

Considero que este tipo de Constelaciones se asemejan bastante al método denominado «imaginación activa», que también practico, aunque con una diferencia relevante. En la imaginación activa junguiana, la confrontación con los arquetipos personales se realiza a través de una suerte de trance ligero, en el que la persona conversa con la representación de los arquetipos, a partir de cómo se manifiestan en sus sueños, obteniendo información verbal de los mismos. En el método que propongo, el diálogo es corporal, trabajando con representantes de los propios arquetipos.

La presencia de algunos arquetipos, como la Sombra, la contraparte sexual Ánima-Ánimus, el arquetipo Luz, etcétera, es muy real en este trabajo (en ocasiones, de una realidad abrumadora, quizá debido a su cualidad no humana), así que no recomiendo que se realice este tipo de Constelaciones a menos que se tenga un conocimiento profundo de la obra de Jung. No hay que olvidar que los arquetipos del Inconsciente colectivo son fuerzas poderosas, dotadas de autonomía y sobre los cuales nunca se tiene un dominio real. Hasta cierto punto, el objetivo de este trabajo consiste en dar voz a estas energías y en llegar a unos ciertos entendimientos con ellas, pero en ningún caso, se las puede domesticar.