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Las Nueve Fases de la Luna

Existen varios ciclos asociados a la Luna, pero aquí sólo hablaré de dos. El primero es el «ciclo tropical», que es el tiempo que tarda la Luna en retornar al mismo punto zodiacal en los cielos. Este ciclo tiene una duración de 27,321582 días.

El segundo es el «ciclo sinódico», que representa el tiempo que tarda la Luna en volver a mostrar la misma fase. Así, entre una luna nueva y la siguiente, pasan 29,530589 días.

Hay que aclarar que todos los planetas tienen un ciclo tropical y un ciclo sinódico, es decir, todos los planetas se mueven por la banda zodiacal, y todos tienen «fases», aunque por su lejanía, éstas son indistinguibles al ojo humano. Esto no ocurre con la Luna, que está lo suficientemente cerca como para que dichas fases sean visibles, lo que convierte a nuestro satélite en un fascinante y variable espectáculo nocturno.

No cabe duda de que el ser humano ha sido consciente, desde que tiene raciocinio, de estos ciclos lunares, y principalmente, del cambio en su apariencia. Antiguos grabados en hueso o en piedra, señalan las distintas fases lunares y se consideran, por tanto, como rudimentarios calendarios lunares.

La asociación simbólica de la Luna con los cambios en la naturaleza es también remota. Es cierto que el Sol incide en el entorno a través de las distintas estaciones, pero como sabe cualquier persona que viva en contacto sensible con el entorno, los cambios lunares están íntimamente ligados con la meteorología, el crecimiento de las plantas o el comportamiento animal.

La luna se ha asociado, en casi todas las culturas, con lo «femenino» en la naturaleza, lo cual incluye a las hembras animales y también a la mujer. Las variaciones de la Luna se asimilaron simbólicamente con los cambios emocionales (y a veces físicos) que se dan a lo largo del ciclo menstrual. De hecho, la propia palabra «menstruación», como la palabra «mes», tienen su raíz en un término arcaico que designa a la Luna.

Los cambios de apariencia de la Luna están relacionados con la diferente iluminación que recibe del Sol a lo largo de los días. Así que el ciclo de las fases lunares nos está hablando, en primer lugar, de una relación simbólica en los cielos: entre el padre Sol, que simboliza lo masculino, y la madre Luna, que marca nuestra conexión con lo femenino. Es una danza cósmica que se reproduce en nuestro interior, pero que también hace conexión con el mundo que nos rodea, en el diálogo entre lo activo y lo receptivo, lo social y lo personal. También es una poderosa metáfora acerca de la vida y sus retos.

Desde muy antiguo, la asociación entre la Luna, la mujer y las diosas de la naturaleza, es muy evidente.

Pero la diosa no es una, sino triple.

El aspecto triple de la diosa ancestral manifiesta las tres etapas de la vida de la mujer. La primera etapa (que corresponde con la juventud) es la de la virgen cazadora, una diosa que es hostil con el hombre, salvaje y llena de fuerza. La segunda es la de la amante y la madre. Es el momento de plenitud donde la mujer desarrolla su sexualidad con todas sus consecuencias. La última es la de la anciana sabia, donde se intensifica la intuición. Es la etapa donde la madre se convierte en abuela, y donde la mujer necesita manifestar su conocimiento en el ámbito social.

Las nueve fases de la Luna representan el aspecto triple de la diosa multiplicado por tres, expresando así, a través de su apariencia, todos los matices de la energía celeste.

Luna Nueva

La Luna nueva se da cuando el Sol y nuestro satélite están en conjunción en los cielos. En el amanecer de un día de Luna nueva, ambos emergen a la vez por el horizonte, hacia el Este. La posición del Sol (detrás de la Luna), deja a nuestro satélite en sombras, de ahí que sea imposible verla. Bajo ciertas circunstancias, es en Luna nueva cuando se producen los eclipses solares. En general, se puede confundir esta fase con la Luna Oscura, y en muchos casos, se considera que la Luna nueva es el momento en el que el primer atisbo lunar se proyecta en los cielos.

Simbólicamente se asocia con la diosa virgen cazadora Ártemis o Diana, quien viajaba por el mundo con su arco plateado. Representa el inicio de cualquier ciclo, y por eso es el mejor momento para iniciar una acción o proyecto. Lo que comienza ahora tiene mucha fuerza, pero no está exento de dificultad. Es un momento para luchadores, que pueden parecer débiles por fuera, pero que tienen una gran fuerza interior.

Cuarto Creciente

El cuarto creciente lunar se produce cuando nuestro satélite está iluminado por la luz solar en un 25% de su superficie.

Este es un momento adecuado para fijar la mirada en el futuro. La visión es más clara y los objetivos se pueden definir con más claridad. No es necesario luchar con tanta fuerza como en la fase anterior, aunque aún en este momento, la voluntad tiene que ser más fuerte que el entorno. Ahora nos sentimos más realistas, pero confiados, más amantes de lo nuevo y dispuestos a correr riesgos. Actuamos desde nuestras ideas y creencias.

Primer Cuarto

El primer cuarto lunar se alcanza cuando la superficie iluminada por el Sol es del 50%. Aquí el Sol y la Luna están en cuadratura, un ángulo muy tenso de 90 grados de separación en los cielos.

La tensión celeste se manifiesta en la tierra. Por eso es un momento en que el crecimiento se da por un impulso u obligación del exterior. Es un tiempo de desafío, donde nuestra intención se pone a prueba. Parece que no todo se puede conciliar, y por primera vez en este ciclo, tenemos que aprender que para sujetar algo, hay que soltar algo. Todo tiene un precio.

Luna Gibosa

La Luna gibosa debe su nombre por la forma en que vemos a nuestro satélite (adornado por una joroba o giba). Ahora la Luna está iluminada en un 75% de su cara visible.

Este es un momento extrovertido, en el que deseamos estar en conexión con los demás, aunque lo que nos mueve es nuestro interés propio. Es una Luna optimista, que se ocupa de obtener lo que desea, pero sin forzar los acontecimientos ni obligar a nadie. Ahora necesitamos almacenar conocimiento, dinero o experiencias. Es un momento donde el crecimiento personal se convierte en el tema central.

Luna Llena

La Luna llena es el momento de mayor plenitud de nuestro satélite. En esta fase (también llamada segundo cuarto), el Sol y la Luna están en lugares opuestos del firmamento. La Luna emerge por el horizonte en el este, justo cuando el Sol se pone en el Oeste. Así que esta Luna sólo se puede contemplar de noche. La Luna llena es importante astronómicamente porque es la fase en la que se pueden producir los eclipses lunares.

Simbólicamente, esta es la Luna que se asocia con la fertilidad, la sexualidad, la diosa-madre y la creación. Este es un momento donde estamos muy volcados en las relaciones. Necesitamos ser vistos, ser reconocidos, y si la respuesta del entorno no es la deseada, puede ser un tiempo de grandes decepciones. En el plano positivo, es un momento creativo, expresivo, donde surgen ideas y los proyectos parecen estar en su momento álgido. Las conexiones sociales nos traen nuevas oportunidades.

Luna Diseminada

Tras su plenitud, la superficie iluminada de la Luna comienza a decrecer, y ésta sale cada noche un poco más tarde. En la fase diseminada, el brillo lunar es del 75%. Hasta este momento, el Sol y la Luna se alejaban en el cielo, pero a partir de ahora, ambos luminares comienzan a acercarse, reproduciendo todas las fases anteriores en orden inverso.

La Luna diseminada tiene una clara vocación social, pero ahora, en vez de mirar por nuestro interés, queremos alcanzar un beneficio común. Es un tiempo de negociación, un momento para entender los motivos de los otros. Ahora somos más dialogantes, más interesados por las ideas, por el conocimiento y el progreso. Esta es una Luna positiva, entusiasta, centrada en el cambio y motivadora.

Tercer Cuarto

En el tercer cuarto lunar, nuestro satélite presenta una iluminación del 50% de su superficie. Con el Sol, forma un aspecto tenso de cuadratura (90 grados), similar al del Primer cuarto.

Este es un momento de tensión, pero que en vez de manifestarse en el plano interior se expresa en el nivel social. Ahora nos sentimos más rebeldes ante el mundo, con más deseos de cuestionarlo todo. Es un instante de conflicto entre el pasado, el presente y el futuro. Es un buen momento para modificar ciertas ideas o para acomodar nuestros proyectos con el entorno que nos rodea. Pero no será sin conflicto.

Luna Menguante

En la fase de Luna menguante, sólo el 25% de nuestro satélite está iluminado por la luz del Sol. De este modo, la Luna se aproxima al final de su ciclo.

Representa un momento donde intentamos recuperar la fe en nosotros mismos y en nuestros planes. Es un tiempo donde las personas tenaces pueden obtener buenos resultados, porque hay que luchar para alcanzar los premios. Pero también es posible caer en la cabezonería, creyendo que nuestra verdad es la única válida. El mundo nos mostrará nuestros errores, y sólo las personas humildes aceptarán consejos de otros.

Luna Oscura

Cuando alcanzamos la fase de luna Oscura, la visión del satélite desaparece completamente de la vista. En estos momentos, el Sol y la Luna están en conjunción en los cielos, y nuestra estrella está iluminando la cara oculta lunar. Es el paso inmediatamente anterior a la Luna nueva.

Se asocia con el arquetipo de la «anciana sabia», que refleja la etapa de mayor conocimiento de la mujer. Este es un momento clave para la conciencia. Las personas intuitivas sienten una gran necesidad de dar validez a sus percepciones. Todos nos volvernos más introspectivos, más solitarios y nos protegemos frente al exterior. Las emociones están a flor de piel y la sensibilidad es excesiva. Las energías están agotadas y se busca tener más descanso y tiempo para reflexionar. Es un buen momento para estar en silencio o para iniciar una dieta o un tratamiento de salud.