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Los Eclipses – Introducción

Los eclipses son acontecimientos astronómicos que han asombrado y en ocasiones aterrorizado al ser humano desde el principio de los tiempos. Desde antiguo, su carácter de acontecimiento inusual, ha hecho que se asocien con desgracias personales, caída de imperios, revoluciones y enfermedades infecciosas. Los animales también reaccionan ante los eclipses totales de Sol, pues corren a refugiarse en sus nidos o madrigueras para emerger de ellas unos pocos minutos después, una vez que la breve noche del eclipse se ha convertido de nuevo en día.

Existen dos tipos principales de eclipses. Los eclipses solares se observan de día y en ellos, la superficie del astro se ve cubierta, total o parcialmente por un cuerpo que no es otro que la Luna. Los eclipses de Luna sólo son visibles de noche y en ellos, la sombra de la Tierra, proyectada sobre el satélite, produce una tonalidad rojiza que impacta al espectador.

Los eclipses solares se dan en la fase lunar conocida como «Luna nueva», momento en el que ambos astros coinciden en la misma región del firmamento. En cambio, los eclipses lunares corresponden a la fase denominada «Luna llena», cuando ambos cuerpos están en lugares opuestos. Como sabemos, todos los meses hay una luna nueva y otra llena, pero sólo hay unos pocos eclipses cada año (aproximadamente dos eclipses solares y cuatro o cinco lunares). ¿A qué se debe por tanto que no todas las lunas nuevas o llenas den lugar a eclipses?

La respuesta es que las órbitas aparentes del Sol y de la Luna, tal como las vemos desde la Tierra, no están en el mismo plano, y se intersectan en dos puntos concretos del cielo conocidos como «Nodos». De este modo, aunque el Sol y la Luna se encuentren en el mismo grado exacto del cielo, pueden estar situados en planos diferentes. Sólo cuando ambos cuerpos se reúnen en uno de los nodos, es decir, en el punto donde sus órbitas aparentes se tocan, se puede producir un eclipse.

Desde el punto de vista astrológico, un eclipse solar es una lunación, como cualquier luna nueva, sólo que más poderoso. Es decir, que si en una lunación normal, la luna nueva siembra las semillas que fructificarán en la luna llena que se produce dos semanas después, los efectos del eclipse se prolongan por más tiempo.

No hay un consenso claro sobre la duración del efecto del eclipse, porque además hay que tener en cuenta que los puntos activados por el acontecimiento, seguirán siendo reactivados, semanas o meses, después por el paso de la Luna u otros planetas. Algunos astrólogos opinan que el efecto del eclipse durará hasta un nuevo eclipse, mientras que otros señalan que su persistencia estará en relación con el tiempo que éste emplee en producirse en el cielo (la antigua regla de un mes de actividad por cada minuto de duración en los lunares y un año por hora para los de sol).

En cualquier caso, estamos ante acontecimientos celestes que tienen una destacada influencia en las sociedades y las personas.